Artículo publicado por Maximiliano Fernandez de Infobae
En países de la región como Brasil y México se comienzan a notar registros que superan a la modalidad presencial. La situación del e-learning en la Argentina, la evolución desde su surgimiento y la mirada del mundo laboral.
En casi nada se parece a sus comienzos. En un principio, la educación a distancia le decía al alumno: «Acá está el libro. Ahora estudiá». Algunas décadas después, revolución digital mediante, el modelo cambió por completo.
«Algunos sostenemos que con la virtualización nace la educación a distancia y que antes lo que había era una prehistoria«, dijo a Infobae Claudio Rama, director del Observatorio de la Educación Virtual de la Organización de Estados Americanos (OEA). «En la región, sin embargo, el avance ha sido lento y a la vez disparejo».
En el sur del continente, la modalidad crece a un ritmo cansino, en parte producto de «paradigmas resistentes que asocian la calidad a lo presencial«. Argentina, por caso, muestra una cobertura cercana a 130 mil estudiantes a distancia que representan cerca del 6,5% del total, con una participación del sector privado del 35%.
Sin embargo, de a poco, los resultados comienzan a avalar la educación a distancia y derribar mitos en torno a ella. En Brasil, desde el 2008 se realiza un examen de aprendizaje, el ENADE, que deben rendir todos los estudiantes en su último año de estudios universitarios. «Los resultados permiten mostrar que no hay diferencias significativas en los aprendizajes realizados entre las modalidades. Más aún, en varias áreas, los resultados de las pruebas masivas muestran resultados persistentemente superiores por parte de los estudiantes a distancia», sostuvo Rama.
Más allá de que los procesos de acreditación son «escasos», tanto en Brasil -con 22% de la matrícula a distancia- como en México -con 13% de universidades públicas virtuales- que existen evaluaciones finales que realiza CENEVAL «parecen ir en la en la mismo dirección de resultados», al igual que los exámenes de Estado. Por su parte, en Colombia, la universidad que tiene menor tasa de deserción es el Politécnico Grancolombiano, cuyos alumnos son en un 60% a distancia.
Características de la modalidad
La agencia Market Research Future calcula que el mercado global de educación online aumentará a una tasa de crecimiento anual del 24% entre 2017 y 2023. De confirmarse la previsión, la industria pasaría a mover 423 billones de dólares en seis años.
Ya no son los sistemas precarios de antaño, de escasa interactividad entre profesores y alumnos. Los recursos de aprendizaje evolucionaron y el sistema de seguimiento también. «La educación a distancia permite una mayor individualización de los aprendizajes, educación más selectiva a los particularismos, seguimiento y tutoría a los docentes y estudiantes, y mejores recursos de aprendizaje. Todo va conformando un escenario de mejores posibilidades», puntualizó Rama.
Durante mucho tiempo, fue pago. Ahora, cada vez más, universidades grandes ofrecen cursos gratuitos, los famosos MOOCs (Massive Open Online Courses), en los cuales no participa el docente en la interacción sino en la planificación de los cursos: filman clases, diseñan el currículo y formulan evaluaciones automatizadas. «Se considera que la automatización y la programación informática están abriendo una nueva fase de la educación a distancia, siendo los MOOCs su expresión», consideró Rama.
Para Cristóbal Cobo, investigador de Oxford y director del Centro de Estudios de la Fundación Ceibal, el estudiante a distancia debe tener una condición sine qua non. «El sujeto debe tener mucha autodisciplina para aprender por su cuenta y un capital social importante detrás. Si no, la gente se desmotiva, se siente sola, se decepciona», señaló a Infobae.
En Europa, los cursos y carreras de e-learning crecen entre el público joven. «Antes era para adultos mayores que querían actualizarse en su área profesional o que querían su primer título. Ahora jóvenes de 20 años toman como primera opción la educación a distancia», agregó Cobo.
A nivel global, la demanda por educación terciaria, en cualquier de sus modalidades, «creció a niveles gigantescos, sin precedentes en la historia», pero la cantidad de oferta universitaria es limitada. El investigador consideró: «Va a ser fundamental apostar a nuevos modelos, ya sea educación a distancia o modelos híbridos, que van a ser cada vez más comunes».
La resistencia que persiste
Pese a los avances metodológicos e incluso algunos resultados esperanzadores, la resistencia persiste. Todavía la mirada general la considera una segunda opción, menos confiable. «La resistencias tiene muchos motivos», dijo Rama. «Temor a ser controlado, a salir del espacio de confort, desconocimiento de la realidad, rechazo a una actualización de competencias de los docentes. Hay una sensación incluso de pérdida de espacios laborales», explicó.
María Belén Mendé, rectora de la Universidad Siglo 21, rebatió a Infobae el concepto instalado de educación a distancia: «Está mal llamada. ¿Cuál distancia? Más distante es el alumno presencial que viene cuatro veces por semana. El alumno digital puede estar siempre conectado y cerca del aprendizaje. El mundo muestra cómo la distancia rompió muchos paradigmas y en Argentina estamos liderando ese proceso».
En su visita al país, William Ballhaus, CEO de Blackboard, una plataforma de e-learning con 3 millones de usuarios en Latinoamérica, dijo: «Hay que pensar la educación de una nueva manera considerando que hoy los chicos nacen con un celular en la mano. En el mundo, el 95% de las universidades coinciden en que los recursos tecnológicos hacen la educación más eficiente para los estudiantes, además de ser vital la interacción entre el docente y el alumno».
¿Cómo afecta un título universitario a distancia en las posibilidades de conseguir un empleo? ¿Se sigue priorizando al que se recibió en modo presencial? Alejandro Melamed, director general de Humanize Consulting, respondió que no hay un pensamiento unificado: «Está evolucionando esto. Todavía sigue habiendo reclutadores que miran de reojo a la distancia y valoran más la presencial. Sin embargo, cada vez se abre más el panorama. Lo importante no es la modalidad, sino el tipo de educación que recibiste y las capacidades que desarrollaste. Es indistinto si una o la otra».