Felicidad, también en el trabajo

Hoy en día se sabe que es posible sentirse a gusto en el trabajo y que, como consecuencia directa, aumenta la productividad.

La felicidad, sabemos que es algo fundamental en todos los niveles de la vida, y también lo es en el laboral. Es importante tanto para los trabajadores de una empresa como para el conjunto de la organización. Si se consigue este objetivo, se evoluciona en el ámbito personal, en el colectivo y en los resultados finales, esto está más que comprobado. Los beneficios son múltiples, desde la captación de talento a la racionalización interna del trabajo en la organización. Por este motivo, la gestión de la felicidad en el entorno laboral debe convertirse en un reto común.

El concepto de bienestar en el trabajo ha pasado del plano filosófico al escenario empresarial. Se ha hecho absolutamente real.

Hoy en día se sabe que es posible sentirse a gusto en el trabajo y que, como consecuencia directa, aumenta la productividad.

Con la compleja situación económica actual, muchos consideran que la felicidad radica exclusivamente en conseguir un puesto de trabajo. Pero la búsqueda de este objetivo no se debe detener ahí. Es importante que las personas que ya estén trabajando estén motivadas y se sientan a gusto. Para lograrlo es imposible trabajar en solitario. El bienestar laboral es una tarea de grupo, responsabilidad de todos los miembros de una organización, sea cual sea su grado de participación en la misma.

Para alcanzar esta meta, hay que seguir una serie de pasos. El primero y principal corresponde a la actitud: es necesario contar con la implicación personal adecuada.

Esta predisposición debe existir tanto en los empleados, como en los directivos y las propias organizaciones. El esfuerzo y el trabajo de todas las partes multiplican el éxito del colectivo. Si el conjunto los miembros de una compañía alcanzan sus objetivos, la organización evolucionará y avanzará.

La utilidad del trabajo realizado es un indicador de la satisfacción en el entorno laboral. Por ello es necesario identificar qué es lo que nos hace sentir bien. Una vez determinado este punto, hay que tratar de alcanzar esta utilidad en nuestras actividades diarias. Los trabajadores deben decidir su futuro y construir su destino. El trabajo puede y debe convertirse en uno de los caminos para alcanzar la felicidad en un sentido más amplio. Para ello es recomendable tener una actitud optimista y positiva. La actitud personal del trabajador es la clave. Sabemos de la importancia de los cambios y por ello apostamos por que se pierda el miedo al cambio, ya que es importante para evolucionar en el trabajo.

A nivel colectivo es necesario trabajar en las actitudes y emociones. Todos sabemos que frecuentemente los malentendidos y las insatisfacciones en el ambiente laboral se producen por no ponerse en el lugar del que está enfrente. Por ello la empatía y la actitud ante el trabajo y los compañeros, son fundamentales. Hay que tener muy en cuenta los comportamientos y las actitudes más habituales. Podemos desterrar algunos que son perjudiciales para la organización como son la búsqueda de culpables, la comparación con los demás a través de resultados, el miedo a la pérdida o los bandos enfrentados. El trabajo en equipo es la clave.

Trasladar los objetivos personales al campo laboral exige un gran esfuerzo y una buena dosis de conocimiento propio y sinceridad. También exige un gran conocimiento del entorno en el que trabajamos y estar dispuestos a buscar soluciones. De nuevo, la actitud es fundamental para intentar transformar las empresas y el mercado laboral, cambiar la pasividad y la actitud negativa, por acción y una dinámica emprendedora. Enfrentarse a los retos y no eludirlos.

El reconocimiento, tanto de los compañeros como de los jefes, es un factor necesario para que los trabajadores alcancen el ansiado bienestar laboral. Las organizaciones y directivos también deben fomentar el valor de sus empleados y tratar de conciliar sus objetivos con los objetivos laborales de sus trabajadores. Si la plantilla es feliz en su trabajo, cada minuto de su tiempo rinde beneficio a la empresa. Cada trabajador debe sentir que su trabajo forma parte de un todo que influencie a los demás. Cada empleado es distinto y esta diversidad debe escucharse y fomentarse. La autoevalución y la autonomía profesional son dos factores claves que debe desarrollar la empresa para fomentar la felicidad de sus trabajadores.

Está claro que los talentos no se captan ni se mantienen si no se proporciona un buen entorno laboral. Los mayores talentos sólo acudirán a una empresa con un entorno laboral positivo. Una empresa debe cuidar el reconocimiento para que sus trabajadores se sientan útiles. Así se cultiva el talento.

El trabajo en equipo es la principal clave para conseguir un clima de felicidad positiva en el trabajo. Todas las partes implicadas deben buscar un objetivo común y trabajar para conseguirlo. Es imposible llegar a esta meta de manera individual, el esfuerzo debe ser colectivo.

Y también… hay que perder los miedos, especialmente el miedo al cambio. Al principio un cambio puede dar miedo y no resultar apetecible, pero en realidad ofrece oportunidades ya que nos estimula y nos permite avanzar. Desprenderse de los miedos es un camino seguro a la felicidad.

junio 15, 2018
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