Quienes estamos en la docencia sentimos hablar mucho de comunicación, y está bien. Pero pocas veces se hace foco en la escucha, será que no es tan importante?
Cuántas veces decimos que hay que escuchar más que lo que hablamos?
Y cuántas veces realmente lo ponemos en práctica?
Claramente a la escucha se le da menos importancia y así es que la búsqueda de una comunicación de calidad y los objetivos que perseguimos a raíz de esa comunicación no se logran de la manera esperada.
Escuchar significa usar el sentido del oído para captar información, no es el simple acto físico que normalmente no podemos evitar…Y escuchar consiste en prestar una atención especial a la información para tratar de entenderla, analizarla e incorporar la información a nuestras propias ideas y conceptos.
Está comprobado que la mayoría de las personas sólo escucha cerca de un 25% de lo que dicen los demás.
Pero es peor aún: antes de que la persona termine de hablar, ya pensamos en la respuesta y nos solapamos a su disertación. Tomamos decisiones antes de escuchar los argumentos que otras plantean.
Pero no está todo perdido, de hecho he escrito mucho del tema y especialmente de la escucha activa (técnicas, procesos y actitudes de predisposición), por eso les resumo algunas de las actitudes que pueden favorecerte a escuchar mejor:
La actitud
Las personas positivas son atractivas e influyentes y contagian a las demás de su visión positiva del mundo. Deja de lado o en suspenso tus prejuicios, opiniones y emociones. Sólo de este modo podrás prestar la atención necesaria a tu interlocutor y abrirás la puerta a que algo cambie en él y en ti.
Las emociones influyen
El verdadero significado de las conversaciones personales no suele estar en el contenido de lo que se dice, sino en la emoción que lleva implícita, esto lo he tratado mucho al hablar del “lenguaje corporal”. Así que escucha no sólo con los oídos, sino también con los ojos y el corazón (en realidad con todo el cuerpo) para compartir información, datos, opiniones y, también, compartir y reflejar emociones.
Involúcrate
Concéntrate en el interlocutor. Siéntate a su lado en un lugar apropiado y evita distracciones (móviles, ordenadores, ventanas, ruidos, otras conversaciones, etc.). Repasa mentalmente lo que ya se sabes sobre lo que se va a hablar.
No juzgues apresuradamente
Escucha sin juzgar o sacar conclusiones apresuradas. Nunca califiques nada en un primer momento de error, estupidez o locura. Cuando alguien habla usa el lenguaje para expresar sus pensamientos y emociones como puede en ese momento y no tiene porqué ser preciso en lo que describe.
Respeta y maneja los silencios
Los silencios, son tremendamente importantes. Son difíciles de logran, pero si lo haces, tendrás la oportunidad para pensar y encontrar las palabras adecuadas o las preguntas idóneas.
Resiste la necesidad de interrumpir
En el contexto actual, ésta es una de las cosas más difíciles y a su vez una de las principales “cartas ganadoras”. Lamentablemente suele ser muy tentador solapar los discursos o terminar la oración de la otra persona para demostrar que se entiende el mensaje…
Guárdate consejos que no se han pedido
Lo ideal es escuchar y ayudar a las personas a que encuentren sus propias soluciones. Y, si en algún momento tienes la respuesta ideal, antes de lanzarte a contársela, pídele permiso para darle esa opinión.
Es claro que aprender a escuchar mejora la comunicación y nuestras relaciones. Es increíble ver cuántos y tan variados aspectos de nuestras vidas son controlados directa o indirectamente por nuestra capacidad de escuchar. En definitiva, escuchando animamos al interlocutor para que siga hablando, Identificamos sus sentimientos y emociones, neutralizamos expresiones agresivas y promovemos relaciones positivas.
Nos vemos!
Staff Editor de Cursos Online